domingo, octubre 25, 2009

Porque en un desván sólo deberíamos encontrar nuestras propias fotografías mullidas por el tiempo y descoloridas por los llantos y las risas, es que he decidido mudar mis recortes a otra parte de la casa, más precisamente a la alacena.
Allí, y guardados estrictamente según fecha de caducidad, es que enlaté algunos pensamientos que no me pertenecen, palabras que han sido paridas por otros, pero las que me apropio, como un ladrón de virtuales joyas (ahora que está de moda lo virtual), y, al recortarlas sobre un fondo de otro color, juntarlas en collage surrealista junto con un paraguas y una máquina de coser, me doy el derecho de todo lector de re-crearlas, re-cordarlas, re-parirlas.
Para los que quieran ver a quiénes intento plagiar, o qué pesadillas sueño, abro mi nuevo blog Libros en Latas.
Pero tampoco abandono este, mi primer proyecto, las fotos que vaya tomando se irán amontonando en el mismo desván de siempre.
Falta mucho para mudarme de planeta.

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