domingo, octubre 25, 2009

Las veredas con flores rojas

Descubrí que en el colectivo la gente mira por las ventanas por dos motivos.
Primero para no mirar al vecino de viaje, no dejarse tentar por la conversación desinteresada, sin objetivo más que pasar el rato.
¡Asusta pasar el rato!
En la aceleración de cada día los pasajeros prefieren olvidar que están viajando, que pierden tiempo de punta a punta... ¡nada de pasar los ratos!
Por eso también miran por la ventanilla, lloran el paisaje con la nostalgia de lo que han perdido. Los árboles, las plazas, los perros, las veredas.
Ya no importan las veredas de Buenos Aires... no hay transeúntes, sólo pasajeros.
Las veredas se rompen, se ensucian, se guardan, como el vestido de novia, que es mejor no verlo para que nada nos reproche el olvido.
Yo no tengo vestido de novia, y tampoco tengo veredas. Pero si llegara a encontrar alguna, la llenaría de flores rojas, por si alguien mira.

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