viernes, septiembre 01, 2006

Paseando por Flores

Nos volvemos antiguos, ruinas, fachadas. Muros tras los cuales sólo habitan los fantasmas.
Nos vaciamos de sentido, invadimos con panfletos adulterados las vidrieras, tierra de golondrinas.
Al entrar en la ciudad vieja se nos cae el corazón por el peso de la armadura, y entre los dedos nos queda un sabor a tabaco y amoníaco.
Las casas se desvisten y nos prestan su enrejado. Se sueltan los cables de electricidad para atar con moños frenéticos nuestras manos.
Caminando, se transforma una en bencejo, y siente ganas de arrancarse de la tierra y hacer el amor volando como una antena, ¡siempre volando!
... no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando...
Y de pronto, paf paf. Un cachetazo pervertido nos desdibuja las alas, y volvemos a tener los senos panfletarios y la garganta reseca de los conventillos.

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